Disiento
Por: Pedro Gutiérrez

El gobierno federal y Morena como partido político pueden estar hasta ahora tranquilos porque la oposición prácticamente no existe. Ni el PAN, mucho menos el PRI y otras expresiones políticas han sido capaces de cohesionar un discurso opositor consistente que verdaderamente contraste con las erróneas políticas del gobierno de la denominada Cuarta Transformación.

Más aún, pareciera que la oposición emergente que más lucidez ha aportado en las últimas semanas es la que representa Felipe Calderón y su partido de nueva creación, México Libre.

El propio López Obrador, con sus incesantes críticas a Calderón, ha venido fortaleciendo y posicionando la figura del ex presidente, que pareciera viene desplazando al PAN como el articulador de la oposición que a México urge en estos tiempos aciagos.

A pesar de lo anterior, creo firmemente que el PAN sigue teniendo la responsabilidad moral e histórica de hacer frente al gobierno de López Obrador. Así como el primer año de la 4T ha sido un gobierno de vaivenes, el PAN también ha tenido que aprender a ser oposición ante una errante izquierda.

En otras palabras, creo que Acción Nacional se acostumbró históricamente a ser oposición respecto al PRI y sus mañas autoritarias, pero ahora debe aprender a ser oposición del gobierno populista. Fuimos buena oposición frente al PRI, pero hemos sido una mala oposición ante Morena.

He sido, dentro del panismo poblano, uno de los principales críticos de Marko Cortés, jefe nacional del PAN. Lo criticamos cuando ignoró la misteriosa muerte de Martha Erika Alonso y Rafael Moreno Valle y sus consecuencias.

Lo señalamos también cuando avaló la funesta candidatura del traidor Enrique Cárdenas, quien usó vilmente nuestras siglas para intentar consumar una mera ambición personal. Y, en general, hemos hecho críticas a la forma de hacer política de Marko Cortés frente al lopezobradorismo, justo por los argumentos señalados líneas arriba.

Sin embargo, creo que es hora de abonar a la unidad y después de un primer fatídico primer año de la Cuarta Transformación, es imperativo sumarnos todos para hacer frente a los posibles peligros que acechan al país. Unidos, no divididos; sumando, no restando,
Como es sabido, esta semana estuvo en Puebla Marko Cortés, con el objeto de sostener una reunión con diversos liderazgos del panismo local.

La postura de quienes encabezamos un movimiento crítico en el PAN desde hace varios meses fue consistente con los argumentos que son de todos conocidos: rechazamos la política de exclusión de la anterior y actual dirigencia municipal; reprobamos que se privilegie a las cúpulas y los liderazgos de siempre en detrimento de la militancia de a pie y, finalmente, apostamos por la unidad pero siempre respetando la diversidad, anteponiendo la institucionalidad.

Es por ello que en la impugnación que se presentó en contra de lo que consideramos un fraude electoral que logró imponer a Jesús Zaldívar como dirigente municipal, seguimos la vía institucional apelando primero ante la Comisión de Justicia del CEN del PAN y luego ante los tribunales electorales constituidos. No nos callaremos, pero seguimos la vía que indican los estatutos y la ley electoral vigente.

Esa postura crítica sostenida ante Marko Cortés no es obstáculo para que expresemos nuestra firme convicción de seguir apuntalando desde el PAN una estrategia frente a los enormes retos que como partido tenemos por delante.

Somos una mera herramienta para los ciudadanos y los panistas necesitamos del jefe nacional al igual que el jefe nacional necesita de los panistas de brocha y engrudo que representamos todos nosotros.

¿El objetivo?: Llegar fortalecidos para lo que realmente importa, es decir, la elección intermedia en 2021.

Por lo que hace a la capital, el PAN no puede darse el lujo de esperar a que Morena y el gobierno fallido de Claudia Rivera se equivoquen una y otra vez para aspirar a ganar la presidencia municipal en dos años. El PAN necesita ser proactivo, actuante, crítico sí, pero propositivo al mismo tiempo.

Es un error creer que la alcaldía está ganada y que el PAN será un mero destinatario por automático de la victoria electoral. Si subestimamos a Morena, podemos llevarnos una desagradable sorpresa.

Para ser claros: no firmamos un cheque en blanco a Marko Cortés; más bien, le extendemos nuestra mano que significa la fuerza de la mitad de la militancia en Puebla.

Estaremos atentos a las cúpulas doradas que hoy mal gestionan al PAN capitalino para confirmar si son capaces de mostrar humildad y abrirse a un diálogo franco y abierto, sin tapujos ni resentimientos. Esta fue la tarea que les dejó Marko Cortés en su visita a Puebla.

Vamos a ver si atienden a la pauta que les ha marcado el jefe nacional o, si como sucedió en la reunión de esta semana, simulan unidad y diálogo como lo hicieron Jesús Zaldívar, el Yunque y otros con tal de quedar bien en público con el presidente del CEN.