Al menos cuatro periodistas poblanos han recibido llamadas, en los últimos días, de presuntos integrantes del Cártel Jalisco Nueva Generación y que dicen tener presencia en el estado, como si entre sus potestades estuviera el control de la plaza.

Se trata de voces con un deficiente acento característico del Bajío que queda en un mal remedo. El delito no es nuevo, pero en todos los casos hay una particularidad: el sujeto detrás de los números utilizados tiene información a la que sólo se puede llegar mediante una filtración.

El viernes de la semana pasada recibí la llamada de una colega con cierta y justificada alteración y estrés después de haber respondido una llamada de un sujeto que se dijo protector de los intereses y seguridad de la informadora.

“Para que sepas con quién hablas y sepas de antemano que no te vengo a perjudicar, al contrario, te vengo a ayudar y me digas qué se va a hacer (…). Yo represento aquí en Puebla, somos gente del grupo élite del Cártel Jalisco Nueva Generación (…) que quede de antemano el medio en que te desenvuelves”, dijo el sujeto luego de haberle dado santo y seña de familia, profesión, domicilio y hasta lugares que frecuenta.

En esa misma condición estuvieron los periodistas Fernando Pérez Corona, reportero en Puebla de Excélsior y titular de la emisión sabatina de Imagen Radio; el columnista Gerardo Ruiz; la reportera Yazmín Curiel; y un servidor a quien llamó un sujeto con la misma voz cantada utilizada en esa región del país, pero con datos precisos: dirección de la oficina y número de teléfono personal.

La información que posee el grupo de extorsionadores no la encontraron de manera aleatoria, en un buscador en internet o en la legendaria y casi inexistente Sección Amarilla, sino de un directorio de medios.

Los directorios de reporteros, columnistas o directores son elaborados y actualizados en oficinas de prensa de instituciones gubernamentales, partidistas, empresariales, clericales o colectivos y ONG’s.

Es improbable que existe la casualidad en la ola de llamados de extorsión recientes. Sólo puede ser producto de una mente enferma empeñada en desestabilizar o entorpecer la relación de la prensa con entidades públicas en Puebla.

El gobierno de Miguel Barbosa no estará empeñado en tensar la relación con los medios en un contexto nacional en el que los informadores padecen acoso, estigma y atentados mortales, como el que cobró la vida de las reporteras en Cosoleacaque, en el sur de Veracruz, Yesenia Mollinedo Falconi y Sheila Johana Olivera.

Queda pues el grupo que medra en lo oscuro, personajes marcados por una conducta pública que los vinculó con grupos perniciosos y peligrosos, muchos de cuales terminaron en cárceles de Puebla o reclusorios federales.

¿En manos de quién paró ese directorio de medios que ahora permite que desde diferentes números telefónicos atenten contra el trabajo y estabilidad de los informadores que han recibido llamadas como las de los últimos días?

¿Existe un plan preconcebido y por etapas para lograr alterar el escenario público con fines ignotos? ¿Existe respuesta para quienes nos preguntamos cómo es que obtuvieron datos precisos de nuestra actividad profesional, privada y entorno social?

 

@FerMaldonadoMX