Los altares de Huaquechula son arte, son retablos efímeros que enmarcan el encuentro de las almas de nuestros seres queridos con nosotros, pero también representan la mezcla de dos culturas, nuestro México prehispánico y el evangelizado, relató el cronista Silverio Reyes.

En esta época de Día de Muertos, Huaquechula abre sus puertas no sólo a las almas de los seres queridos que regresan a visitar a su familia, sino a los turistas que, atraídos por los emblemáticos altares, que representan la unión de las almas de los difuntos con el amor que les demuestran los vivos.

“Para los conocedores del arte, los altares de Huaquechula son auténticos retablos efímeros, porque se inspiran en lo que fueron los altares del Jueves Santo, algo que hace la iglesia católica en sus templos, pero para las familias es una muestra de amor hacia las personas y que hoy tenemos como tradición, una tradición que mide la altura de la vivienda en donde se coloca”, relata el cronista del municipio a 24 Horas.

En este año, los altares llevarán un mensaje especial, uno en donde se recuerde a personajes queridos y reconocidos por la comunidad, entre ellos el maestro alfarero Fragán Martínez, el maestro Ignacio Peralta, la maestra Helena Dolores y María Luisa Pérez, sin olvidar a Panchita Moreno, quien había sido nombrada tesoro humano vivo por ser portadora de una de las técnicas de poner la sombra.

“A las mujeres se les dedicará una ofrenda en Palacio Municipal y a los hombres se les hará en el atrio del Convento de Huaquechula, son altares públicos dedicados a los personajes que han aportado en un tema cultural a la comunidad como un pequeño homenaje”, relata.

ALTARES, UNA TRADICIONAL MUESTRA DE AMOR

En 1997, los altares de Huaquechula fueron declarados Patrimonio Cultural del Estado, colocándose como una tradición que resalta en todo el estado, la cual está conformada por tres niveles y los elementos que son parte de ellos dan un costo que oscila entre los 40, 50 mil pesos y hasta más.

“Desde el 31 de octubre se hace un trueque en donde participan habitantes de las zonas cercanas, en donde la gente intercambia cosas que ocuparán para colocar sus altares, pan, fruta, todo lo que necesiten y de lo que puedan hacerse, ya que a veces los costos suben y depende de la economía de las familias el tamaño y lo que les colocan. Hay quienes comienzan a colocarlos 15 o 20 días antes. Incluso hay quienes se dan la tarea de contratar a maestros artesanos especializados en la comunidad para realizar esos altares”, narra Silverio Reyes.

El primer nivel de un altar representa el plano terrenal, donde se colocará todo el banquete que en vida le gustaba a la persona, en este espacio va un espejo para el reflejo de la persona, como un recuerdo a la persona.

“En el segundo nivel van los llorones que representan a los deudos, los amigos, los que en su momento perdimos a nuestro ser querido y de alguna forma se está representando ese dolor, aquí también se coloca la hojaldra, que representa el cráneo de la persona y hay do tipos, la de hojaldra que representa el cuerpo en descomposición y la de azúcar, que representa que el difunto ya es polvo”, relata el cronista.

Además de hojaldras, en esta parte del altar se coloca un pan tradicional como lo es el rosquete que significa el rostro de las personas, el blanco representa el alma de los difuntos y el rojo, el cuerpo bañado en sangre, así como los alfeñiques, que son dulces que se ofrecían a los niños.

En el tercer nivel se remata con una cruz, un crucifijo y copal en representación de un solo dios, “todo el altar lleva papel calado, porque es el camino para seguir, el que nos permite a que no se desvíen las almas, sino que vayan encontrando ese trayecto”, narra.

Hoy, Huaquechula está en la mira todo Puebla, resaltando por la tradición que abre sus puertas al turismo no sólo para que sean espectadores, sino para que convivan con las familias a través de un plato de comida que se les invita.

“El turismo ha jugado un papel en el tema del encarecimiento, por eso estamos buscando que la gente que nos visite nos ayude a conservar la tradición, volviéndose parte de este ritual, por lo que hemos colocado código de ética a la entrada de los altares, en el cual nosotros les decimos cómo queremos que se comporten para poder preservar este patrimonio”, aseveró Silverio.

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