Con un fuerte mensaje de resistencia y sororidad, madres con hijos pequeños y personas con discapacidad lideraron la megamarcha del 8 de marzo en Puebla bajo el lema "No llegamos todas". Equipadas con carriolas, sillas de ruedas y pancartas, más de 3 mil mujeres se unieron a esta movilización que recorrió las principales calles de la ciudad.
Este contingente formado por madres de familia y activistas con movilidad reducida ocupó los primeros lugares de la marcha, destacando la intersección entre la maternidad, la discapacidad y la lucha feminista. A través de mensajes de justicia y consignas pidiendo el fin de la violencia de género, estas mujeres reafirmaron su compromiso con la lucha por la igualdad y los derechos de las mujeres.
La marcha comenzó en el Gallito del Paseo Bravo, y fue una de las manifestaciones más pacíficas registradas en el contexto del 8M en Puebla. A diferencia de otras ocasiones, no se reportaron actos de iconoclasia ni enfrentamientos, lo que permitió que el recorrido fuera más fluido y más corto que en años anteriores.
Al llegar a la Fiscalía General del Estado de Puebla, las participantes colocaron carteles en las instalaciones con mensajes de exigencia y justicia. La marcha culminó con la misma energía con la que comenzó, con miles de voces unidas en la lucha feminista.
La presencia de madres y mujeres con discapacidad en la marcha no solo destacó la diversidad dentro del movimiento, sino también la necesidad urgente de políticas públicas que aborden sus necesidades y derechos específicos.
En un país donde la violencia de género sigue siendo un grave problema, esta marcha fue un recordatorio de que, aunque muchas mujeres ya no están, sus voces siguen resonando cada 8 de marzo en las calles, exigiendo justicia y un cambio real.