Los poblanos conviven con ductos de Pemex, cables de alta tensión, edificaciones centenarias y casas al margen de barrancas

 

Por Guadalupe Juárez

Con las lluvias incesantes que provocan inundaciones, el paso de ductos de Pemex, cables de alta tensión sobre viviendas, casonas en el corazón de la ciudad desgajándose, el riesgo es latente en la capital del estado.

Al noroeste de la ciudad, en la colonia Villa Frontera, los ductos de Pemex recorren el subsuelo de los edificios desde hace más de 30 años; sin embargo, esto no ha impedido que colonos decidan construir sus casas sobre ellos.

Lo hacen sin respetar el “derecho de vía”, explican Dora María Artiles López y Alejandra Samantha Sangabriel en un texto publicado en Redalyc del 2012, titulado Costruyendo la vulnerabilidad. Un riesgo para todos.

En el estudio, las especialistas en Arquitectura y Urbanismo describen  las construcciones de la capital poblana al lado de ríos y barrancos, por debajo de cables de alta tensión y sobre los tubos de Petróleos Mexicanos (Pemex) y la vulnerabilidad contraída –señalan– de forma voluntaria ante la omisión de las autoridades.

En el texto aseguran que las personas al comprar un terreno lo hacen sin percatarse de que no pueden excavar o construir sobre la infraestructura de la paraestatal, la cual exige dejar 25 metros de ambos lados del paso de los ductos de hidrocarburos; pero cuando conocen el peligro, poco les importa mantener esa distancia.

La gente olvida las tragedias –dicen los vecinos– y no importa poner dos comercios por debajo de las advertencias o la reja en medio del poste amarillo.

RICARDO RODRÍGUEZ / AGENCIA ES IMAGEN
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Tampoco impiden que un grupo de personas compre un terreno y coloque un deshuesadero de automóviles para aprovechar las piezas desvalijadas,un negocio que funcione como disfraz para ordeñar los ductos y comercializar el combustible robado.

“Aquí no hay peligro, los ductos pasan hasta allá”, asegura Pedro mientras señala los postes de advertencia a escasos tres metros de distancia de donde se encuentra su taller mecánico.

Vivir en esta zona de la ciudad, a decir de los colonos, no es un peligro, es seguro. Aunque las autoridades no les hayan avisado que duermen en un lugar considerado de “alto riesgo”.

En enero de 2011, las autoridades municipales advertían que cinco mil familias se encontraban en riesgo por la cercanía de los ductos de Pemex. Denunciaban, en ese entonces, la falta de un Atlas de Riesgo, en el que se especificara dónde se localizaban los puntos débiles.

 La colonia Jorge Murad, que colinda con Villa Frontera (a la derecha), se asentó bajo torres de alta tensión de la Comisión Federal de Electricidad. RICARDO RODRÍGUEZ / AGENCIA ES IMAGEN
La colonia Jorge Murad, que colinda con Villa Frontera (a la derecha), se asentó bajo torres de alta tensión de la Comisión Federal de Electricidad.
RICARDO RODRÍGUEZ / AGENCIA ES IMAGEN

“Sabemos que hay peligro, pero aquí no pasa nada. Tememos más a la inseguridad, a los mariguanos que están ahí afuera en la calle. Si ves al lado de ese centro comercial, te vas a dar cuenta que hay gente que construyó arriba, sin importarle las advertencias. Lo malo es que si explota, nos vamos todos. Pero no ha pasado nada, ya no creo que pase”, señalan dos vecinas de la unidad habitacional.FOTO1

Los colonos saben que debajo de sus casas corre el hidrocarburo. A unos metros de la unidad habitacional, la fila de postes amarillos con la advertencia de no cavar abundan.

A pesar del peligro, los habitantes construyeron sus casas sobre los ductos y formaron incluso una nueva colonia, la Jorge Murad.

“No sé si así se llame la colonia, es nueva, tendrá unos 10 años, pero ahí construyen y nadie les dice nada”, acusa María Hernández, colona de Villa Frontera.

 

Centro histórico no se salva

Las casonas abandonadas caen, a centímetros o en forma de pequeñas piedras que se desprenden sin que los inversionistas consigan remodelarlas.  Pese a estas condiciones les reditúa la renta de locales o departamentos. El precio oscila entre 3 mil y 22 mil pesos.  Quienes habitan en el Centro Histórico también viven en peligro.

Sobre la calle 12 Oriente se localizan al menos 15 casas en condiciones deplorables, en su mayoría se encuentran cerradas con candados y cadenas, sin habitar.

RICARDO RODRÍGUEZ / AGENCIA ES IMAGEN
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Sin embargo, hay quienes desean vivir a unas calles del Zócalo. Los letreros con la leyenda “Se renta”, son comunes, aunque las estructuras se encuentren sin mantenimiento constante y algunas más a punto de derrumbarse.

Quieren vivir en la zona, aseguran,por la facilidad con la que se trasladan, aunque el techo esté a punto de caer, o el drenaje se pudra, o caigan pedazos de la fachada sólo con la fuerza del viento.

RICARDO RODRÍGUEZ / AGENCIA ES IMAGEN
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“Pues yo rento una pieza en esta casa, por la ubicación y me sirve como bodega, pero está muy mal. Ahora que ha llovido mucho se escucha cómo el techo se derrumba, las vigas están podridas. Allá atrás en el patio, sí se cayó”, relata una de las habitantes de esta zona, quien prefiere la gracia del anonimato.FOTO

Hay quienes habitan en las casonas destruidas por costumbre o porque aprovechan que nadie reclama las propiedades; esta situación ocasiona que ni la iniciativa privada ni las autoridades puedan adquirirlas para remodelación o construcción de nuevas estructuras.

De acuerdo con el último censo de Protección Civil municipal, en voz de su titular Gustavo Ariza Salvatori, al menos 400 casonas ubicadas en el Centro Histórico se encuentran en riesgo latente en temporada de lluvias.

Aquí, tampoco es seguro vivir.

RICARDO RODRÍGUEZ / AGENCIA ES IMAGEN
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