Los nudos del gobierno poblano con medios informativos son complicados. Para deshacerlos se requiere de un equipo completo de comunicación estratégica.

El coronavirus obligó al cambio en la forma de comunicar y manejar la información. Es necesario un operador capaz. Y en Puebla no hay. Sobre todo para lidiar con medios nacionales.

Controlar a informadores –no periodistas, porque en Puebla y en el país no existen; pero ese es otro tema–, porristas es insuficiente. Las flores y loas son obligadas por intereses. Nada más.

Minimizar o ignorar los errores, sólo agravan los problemas. Nada aportan por el contrario. La falta de congruencia en el hacer y decir desnuda la verdad.

El gran reto en adelante será como cambiar y enmendar el camino. El daño ya está hecho. Empezar será lo difícil. Aunque el tiempo apremia por las elecciones del otro año. También restan cuatro años para trabajar.

La embestida de los medios cimbraron los cimientos de Casa Aguayo. Los que se avecinan presagian el derrumbe completo.

La imagen de los gobernadores, políticos, estrellas de la farándula, deportistas y personajes en general es vulnerable. Nada ni nadie es perfecto. Siempre hay flancos, frentes y retaguardias abiertos.

El gobierno de Puebla inició con el pie izquierdo la relación con los medios informativos. La comunicación oficial falló desde el principio. Sin una estrategia para cuidar la imagen del mandatario.

Y sobre todo que lo asesoren para no caer en errores constantes. Es una de las labores del equipo de comunicación.

Dejar que se suba al ring en las redes sociales es una pifia garrafal. Ahora tendrá que buscar el acercamiento de manera personal. La dirección de comunicación no tiene los alcances, ni las relaciones.

En poco tiempo la percepción de los poblanos dio un giro de 180 grados. Y lo peor es que ya repercutió en el país.

Si no acude un “bombero” con experiencia en el corto plazo, nada detendrá la avalancha. 

Luego cuento quién busca colarse a comunicación del gobierno. Laboró para Mario Marín. Salió en pleito con su compadre por dinero. Por cierto tiene una escuela privada.

 

REPORTE DEL INFORMANTE

Marcada diferencia. Las dos son mujeres. Ambas convertidas de comunicadoras a funcionarias oficiales. Magaly Herrera y Verónica Vélez, sus apelativos. El par de damas compañeras de redacción de La Entrega.

La mejor cualidad de Magaly y Verónica es la sencillez y dedicación al trabajo. Ambas trabajadoras hasta el cansancio.

Magaly sigue en la práctica constante de la sencillez. El amable trato que la caracteriza, nada ha cambiado a través del tiempo.

Desecha la pose de diva, consciente que su paso por el Ayuntamiento, sólo es una experiencia más, se dedica a su labor y nada más.

Verónica la perdió en el camino. Ahora viste los trajes de soberbia y prepotencia. La nula labor tiene a su jefe al borde del abismo.

La diferencia es notoria.

Los resultados también.

Lo mismo las sumas y restas.

 

 

Las opiniones expresadas por los columnistas son independientes y no reflejan necesariamente el punto de vista de 24 HORAS PUEBLA

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