Gerardo Martino es el villano de los últimos días en  el rubro deportivo en el país para lo cual hasta se difunden imágenes de su abrazo con Lionel Scaloni para justificar versiones conspiracionistas y aunque el argentino diseñó una selección sin creatividad, sin juventud, sin atender a los momentos de los jugadores mexicanos, aunque durante su estancia en México fue incapaz de establecer una correcta comunicación con los clubes y, por tanto, no se atrevió a conocer a fondo al jugador mexicano, no es el único culpable de la peor actuación mexicana tras dos partidos en fase de grupos desde Argentina 78 cuando había perdido los dos o en Inglaterra 66 cuando también sumaba un punto tras una derrota y un empate, ya que el mundo del futbol es multifactorial.

A una selección vieja y llena de homenajes por su trayectoria para varios futbolistas, a las contradicciones de Martino para no llevar a Santiago Giménez en la delantera o dejar en México a Eric Sánchez, para no apostar por la juventud y para darle más oportunidades a futbolistas como Israel Reyes, a la falta de creatividad que se traduce en los propios números del argentino en copas del mundo tanto con Paraguay como México ya que en siete partidos entre las dos selecciones suman tres goles lo que en el caso mexicano se hace más grave ya que se suma al cierre de Rusia 2018 donde no se anotó gol en los últimos dos juegos frente a Suecia y Brasil, por lo que ya son cuatro partidos sin festejar un gol desde el de Javier Hernández ante Corea del Sur, se debe sumar las decisiones de los directivos de la Liga Mx y de la Federación Mexicana de Futbol cada vez más encaminados a los negocios que a fortalecer el deporte.

Tampoco se puede hablar que eliminar el ascenso y el descenso o la liguilla aumentada sean las máximas responsables pero son otros factores que se suman a la falta de competitividad que ha mostrado la selección nacional ante Polonia y Argentina en Qatar 2022, los jugadores se van acostumbrando a un torneo en el que se premia la mediocridad con clasificaciones en el duodécimo lugar, en el que no hay castigo para el más mediocre lo que hace que surjan equipos como los Bravos de Juárez en el Clausura 2022, ex futbolistas han comentado que sin duda alguna son factores que afectan ya que necesitan de la competencia y en México se han anulado, algunos dicen que Estados Unidos sí ha crecido y no hay descenso en su liga, el tema ahí es propio de la cultura deportiva en ese país ya que todas sus ligas deportivas siguen un modelo pero es un modelo de excelencia donde se busca ganar, además de que de cara a su mundial han sido capaces de desarrollar un proyecto para potenciar a sus jugadores jóvenes, por lo que no son un punto de comparación ideal.

Mientras que este mundial ha sido una especie de bisagra en la que todavía gozamos de los últimos estertores como jugadores de élite de Lionel Messi, Cristiano Ronaldo, Sergio Busquets, Manuel Neuer, se está confirmando Mbappé, y aparecen otros de apenas 20 y 18 años entre ellos algunos estadounidenses, canadienses, alemanes y españoles, en México se desconfía de la juventud, un mal generalizado de todo el sistema porque hasta la afición de los clubes se desespera con los canteranos cuando cometen errores, se les acusa duramente y a los extranjeros se les apapacha (Puebla es un buen ejemplo con lo vivido la campaña anterior con canteranos como Ivo Vázquez y Emilio Martínez muy criticados y con muchas justificaciones para Gastón Silva), en México se debuta tarde muchos de nuestros novatos tienen más de veinte años cuando la tendencia mundial es que a esa edad ya tienen muchos partidos a cuestas. Esta desconfianza en la juventud se magnificó en esta edición de la selección nacional donde Martino nunca estuvo dispuesto a dar verdaderas oportunidades a los nuevos valores y prefirió desde un  principio a las vacas sagradas que desde ese momento se sintieron seguras y cómodas con el director técnico argentino que a su vez también prefirió la comodidad para cumplir su lucrativo contrato.

Ahora que se acerca la eliminación en fase de grupos (a sólo de que se dé una carambola de resultados y de nivel futbolístico) vuelven a surgir las voces nacionalistas que claman por un técnico de casa como si eso fuera garantía de mejores resultados, pero debemos entender una idea: El técnico (extranjero o nacional) será responsable de algunas decisiones, puede ayudar a un crecimiento pero no es la única respuesta que requiere el futbol mexicano. En sus entrevistas premundialistas, Gerardo Martino ha dejado entrever que hizo ciertas recomendaciones a los dueños y que no gustaron por lo que fue invitado a dedicarse a su trabajo, es ahí donde Martino prefirió la comodidad de seguir, que defender un cierto prestigio conseguido con sus trabajos en Paraguay y con la selección argentina. De tal manera con las vacas sagradas cómodas, con el técnico cómodo, con los directivos seguros en su deporte predilecto que es contar las monedas que recauda la selección nacional en Estados Unidos, el cuadro tricolor se fue sumiendo en un estancamiento del que no ha sido capaz de despertar.

Errores en la dirección técnica, comodidad de los futbolistas que no han encontrado soluciones en la cancha, desconfianza generalizada en los jóvenes, un sistema de competencia que privilegia la mediocridad son factores de la fórmula, pero todavía no está completa. La joya de la corona corresponde a otra decisión de los directivos que decidieron encerrar a la selección en CONCACAF y a los clubes prefirieron acercarlos a Estados Unidos en lugar de seguir en la Copa América y en la Copa Libertadores. La historia del futbol mexicano es transparente, si tomamos como referencia a los mundiales México generalmente acudía (se perdió Italia 34, Francia 38, Alemania 74, España 82 e Italia 90 por los cachirules) pero sus participaciones eran anecdóticas dentro de la primera fase (por eso nuestro país con 28 es el que más derrotas acumula), el cambio se dio tras la eliminación por los cachirules que significó un movimiento en la Federación Mexicana de Futbol: Francisco Ibarra García de Quevedo del Atlas y Emilio Maurer del Puebla ganaron unas cerradas elecciones a Enrique Borja y tomaron decisiones claves, la principal de ellas conseguir la participación mexicana en Copa América y abrir la puerta para la participación de los clubes en Copa Libertadores.

Los acontecimientos internos generaron que Maurer Espinosa ya no viera como directivo la primera Copa América que jugó México en Ecuador en 1993, tampoco estuvo César Luis Menotti que había dirigido a la selección y se atrevió a llamar jóvenes como Ramón Ramírez o darle galones a Jorge Campos, Miguel Mejía Barón estaba a cargo del “Tri” porque aunque los de siempre habían retomado el control federativo entregaron el juguete favorito (la selección) a Alejandro Burillo Azcárraga quien gustaba del futbol y fue inteligente para aprovechar lo que le habían dejado aunque en sus medios nunca se reconoció. Con el talento de Mejía Barón y de los jugadores la primera participación en Copa América fue brillante porque se mostró una buena imagen, se compitió de tú a tú con la Colombia de Valderrama o la Argentina de Batistuta a la que se le arrancó un punto en la fase de grupos jugando un gran partido, para después crecer y llegar hasta la gran final que se perdió por detalles ante la misma Argentina. A partir de ese momento, el futbol mexicano creció https://www.youtube.com/watch?v=nXKYTpUUZOk&t=51s.

Clasificó a Estados Unidos 94 cuando CONCACAF sólo daba un boleto más porque el cuadro de las barras y las estrellas era anfitrión, pudo combinar la Copa América y la Copa Oro y en el mundial compitió contra tres selecciones europeas: Noruega, la República de Irlanda e Italia y no se achicó, sacó cuatro puntos, le empató a Italia  con un buen gol de Marcelino Bernal y por primera vez fuera del territorio nacional se metió a la segunda ronda donde perdió en penales ante la Bulgaria de Stoichov que llegaría lejos en esa justa https://www.youtube.com/watch?v=WdmSzaiz04k. Los años posteriores mantuvieron un buen nivel en Copa América y la historia se repitió en los mundiales posteriores con clasificaciones a octavos de final donde en ocasiones se estuvo más cerca del quinto partido y en otras como en Corea-Japón 2002 se cayó sin paliativos pero el crecimiento fue evidente.

A medida que la obsesión por el quinto partido crecía y se explotaba en algunos medios de comunicación los directivos fueron cambiando y cada vez llegaron más alejados del deporte y como buenos administradores porque se dieron cuenta del fenómeno mexicano en Estados Unidos, los jóvenes dirigentes llegaron presumiendo preparación administrativa y buenos resultados económicos para los patrones (el Ajusco y Chapultepec 18). La Federación está muy alejada de las crisis por dinero es boyante y así ha podido cambiar de sede, construir un nuevo edificio, ahora es moderna y sigue siendo una gran aliada de FIFA, pero lo deportivo cada vez importa menos, se cuidan los intereses de los amigos, se expulsa a los incómodos, se cierran los caminos para comprar franquicias y para evitar historias difíciles se acepta acabar con el ascenso-descenso para lo cual se ponen muchos pretextos, estos jóvenes dirigentes prefieren acercarse a Estados Unidos y seguirle el juego  a la CONCACAF sacando a México de la Copa América y de la Libertadores.

La fórmula está completa: Fuera del roce internacional, encerrados en una zona mediocre sin exigencia, una liga que premia la mediocridad, un técnico cómodo, una serie de jugadores aburguesados, desconfianza en la juventud por parte de todo el entorno, la selección es el fruto de lo que han cosechado: Un equipo que comunica estancamiento, un equipo mediocre, incapaz de tener hasta cierta rebeldía ante el resultado como lo han mostrado Irán, Corea del Sur, Camerún, Australia y hasta Costa Rica en las últimas horas. México y Túnez son los dos únicos equipos que no han marcado gol en este mundial a la espera de lo que suceda más tarde entre Uruguay y Portugal ya que los uruguayos podrían sumarse a la estadística tras su empate a cero frente a Corea del Sur. El error como aficionados es creer que pese a todas estas raíces podridas el fruto podía ser distinto a la espera de lo que suceda el miércoles frente a Arabia Saudita, pero al final de cuentas más allá de las equivocaciones de Martino el nivel de la selección va mucho más allá del argentino y la mayor responsabilidad está en los jugadores y en los directivos porque el común denominador en todos estos años no son los estrategas sino los dueños del juguete, así como jugadores sin el valor para hacerse a un lado para ceder su lugar a otros que estén en un mejor nivel.

@abascal2