El gabinete de guerra de Israel aprobó un plan que contempla la “conquista” de la Franja de Gaza y el control de los territorios tomados, una medida que podría redefinir el curso del conflicto iniciado el 7 de octubre de 2023. Según fuentes oficiales, la decisión fue adoptada por unanimidad y prevé el desplazamiento interno de la mayoría de los habitantes del enclave palestino.
El plan se da tras la movilización de decenas de miles de reservistas israelíes en lo que el ejército califica como una “operación de gran envergadura” contra el grupo islamista Hamás, responsable del ataque que desató la guerra. Desde el inicio del conflicto, prácticamente toda la población de Gaza ha sido desplazada en múltiples ocasiones, mientras el territorio sigue bajo un estricto bloqueo.
Auni Auad, residente del sur de Gaza, expresó que la situación es cada vez más desesperante: “La mayoría ya vive como si nada pudiera empeorar”. “La guerra, los bombardeos y el asedio nunca han cesado”, agregó.
La ONU expresó su alarma ante este nuevo giro militar, con el secretario general António Guterres destacando el riesgo de hambruna que afecta a los 2,4 millones de habitantes de Gaza. Mientras tanto, Israel sostiene que “hay suficiente comida” y promete facilitar la ayuda humanitaria si fuera necesario. El gobierno de Benjamin Netanyahu asegura que su objetivo es “derrotar a Hamás” y rescatar a los rehenes capturados, aunque el Foro de las Familias de los Secuestrados denunció que el nuevo plan “sacrifica” a los 58 cautivos restantes, priorizando el territorio sobre la seguridad de los rehenes.
En paralelo, Tel Aviv mantiene abierta una “ventana de negociaciones” hasta la visita de Donald Trump del 13 al 16 de mayo, aunque la propuesta de facilitar la emigración voluntaria de gazatíes a países vecinos ha sido rechazada por Egipto y Jordania.
Desde el inicio del conflicto, más de 52,000 personas han muerto en Gaza, en su mayoría civiles, según el Ministerio de Salud local. Del lado israelí, el ataque inicial de Hamás dejó 1,218 muertos.