Matías, un bebé de tres años, fue víctima de presunta negligencia médica en el Hospital para la Niñez Poblana, que lo mantiene internado y conectado a un respirador artificial, aunque recibiría el alta a finales de abril.
En entrevista, los familiares argumentaron que una enfermera supuestamente falló al realizar un tratamiento que puso en riesgo la vida del niño.
Isabel Álvarez Mérida, abuela de Matías, narró que la practicante tardó media hora en iniciar la limpieza de la traqueostomía practicada al bebé, porque estaba sentada viendo su celular, aunque la mamá pidió el equipo para hacerlo ella, pero el personal del HNP se lo negó, porque no contaban con el material.
Poco después, reconocieron que la errónea labor de la enfermera puso en riesgo al niño que perdía signos vitales, por lo que gritaron para pedir la ayuda de los médicos.
“El bebé se tiene que estar aspirando constantemente. En esa ocasión, fue como a la 1:30 de la mañana, mi hija notó que le faltaba respiración y le dijo que lo atendiera porque estaba perdiendo sus signos, pasó media hora y ella no aparecía”, recordó.
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Por el incidente, el niño nuevamente fue conectado a un respirador artificial, que ya había logrado dejar tras salir de terapia intensiva, ya que padece un síndrome, del que su abuela desconoce el nombre, pero que le provocó una parálisis corporal.
PEREGRINAJE MÉDICO
En primera instancia, la familia de Matías, originaria del municipio de Vicente Guerrero, en la Sierra Negra del estado, ingresó al menor en la clínica Guadalupe de la ciudad de Tehuacán, donde les dijeron que lo mejor sería desconectarlo, ante la imposibilidad de curarlo y salvarle la vida.
“A los cinco días nos dijeron que ya no había nada que hacer por él, nosotros no aceptamos que pasara eso y mis familiares ya vieron cómo trasladarlo y ahí vieron qué enfermedad padecía”, contó la abuela del niño.
Por ello, viajaron hasta la ciudad de Puebla para internar al niño en el Hospital General del Sur, ubicado en la unidad habitacional Agua Santa, donde, en primera instancia, le diagnosticaron el síndrome de Guillain-Barré.
Después, internaron al niño en el HNP, donde les informaron que tenía un síndrome muy agresivo y lo ingresaron de inmediato a terapia intensiva tras realizarle una traqueostomía.
Para Isabel Álvarez Mérida, la estancia fuera del hospital ha sido desgastante, porque debe dormir en una camioneta, pagar para asearse e ir al baño.
“Todo es gasto y no hay donde descansar como se debe, pero aquí estamos, respaldando a mi hija, a mi yerno y mi consuegro. Cuando estaban en terapia intensiva sólo le daban permiso a la mamá, tres visitas al día, sólo una hora, pero hace un mes que lo pasaron a piso, ya lo podemos pasar a ver”, relató.
Además, se quejó de la forma “brusca” de algunos médicos al dar “malas noticias”, además de que estuvieron pagando entre 900 a mil 500 pesos diarios por medicamentos, porque en el hospital carece de los insumos suficientes.
“No nos dan parte de las medicinas, las tenemos que comprar y son las más caras, porque sólo tienen los básicos, eran muchos medicamentos los que se tienen que comprar por fuera”, lamentó la abuela de Matías.
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