ROCÍO GARCÍA
En una misma semana, nada bien nos fue en dos temas que tendrán consecuencias graves en la vida de México, que se verá necesariamente reflejado tarde o temprano.
Uno, que en la historia de nuestro país queda registrado que el uso de acordeones oficiales, novedosa forma de fraude electoral definió al Poder Judicial federal, llevando a los cargos a personas pre designadas. Con seis votos a favor y cinco en contra, el Consejo General del INE declaró la validez del proceso, decisión que, con algunas excepciones, nos arroja que los árbitros de los comicios en México han dejado de ser confiables. Lamentable regresión.
El otro, que fuimos reprobados fue en la comparecencia de la representación mexicana ante el Comité para la Eliminación de la Discriminación contra la Mujer (CEDAW). Este órgano, integrado por 23 expertos/as que supervisan los resultados de los compromisos suscritos por los países miembros de la ONU en materia de derechos de las mujeres, recibió los argumentos de las personas que representaron a México, con la titular de la Secretaría de las Mujeres, Citlalli Hernández, al frente.
Incluso, desde antes de las comparecencias, se veía venir que organizaciones civiles que elaboran un Informe Sombra, han venido señalando que aproximadamente el 70% de las recomendaciones hechas a México no estaban siendo cumplidas (Cátedra UNESCO de Derechos Humanos, UNAM).
CIMAC-Noticias dio cuenta puntual de estas comparecencias y los primeros reportes que se difundieron mencionan las omisiones, incumplimientos, retrocesos, preocupaciones, ante las afectaciones a la garantía de los derechos de las mujeres, la justicia con perspectiva de género y la autonomía de las instituciones encargadas de su vigilancia y de hacerlas cumplir.
Por supuesto el Comité felicitó la elección de la primera mujer presidenta y la creación del Sistema Nacional de Cuidados que reportaron; sin embargo, este último no es aún una realidad.
Las respuestas de la representación mexicana no estuvieron acompañadas por las estadísticas que acreditaran los resultados que mencionaban, visibilizando así las fallas en materia de justicia y autonomía institucional.
La Secretaría de las Mujeres evidenció la falta de coordinación interinstitucional, de articulación de políticas, de monitoreo, de datos desagregados, de evaluaciones, justificando lo anterior a la falta de recursos técnicos, humanos y financieros.
En materia política tampoco nos fue muy bien, si consideramos lo cuestionado sobre la falta de aplicación de la Recomendación 25 para acelerar la igualdad sustantiva y lograr un cambio real, ya que les fue señalado que no basta con la presencia formal de mujeres, sino que se deben eliminar obstáculos institucionales y financieros que dificultan su acceso al poder y garantizar con ello su participación efectiva.
Las relatoras concluyeron la falta de cumplimiento del Estado Mexicano en materia de migración, educación, salud, trabajo, economía, condiciones jurídicas, violencia, embarazos adolescentes, abandono escolar, trabajos informales, brecha salarial, acceso a la salud y al aborto legal y discriminación.
La representación mexicana evadió cuestionamientos y no presentaron evidencia, no dieron cifras de avance y sólo dieron datos parciales.
Los resultados de esta comparecencia nos deben alertar también ya que reflejan que los gobiernos estatales y municipales no han coadyuvado en la atención real de la problemática de las mujeres para atender desde lo local toda esta problemática.
En una semana, en dos temas de altísima importancia en la vida del país, ¡nada bien nos fue! Reprobamos.