Por Sommelier Michelle Carlín

Cuando se elevan las temperaturas y se esta en la transición de primavera a verano se crea en mí el "consumo sensible al clima", y no hay vino que me apetezca más que un rosado, el cual me inspira actividades bajo sol y al aire libre. Éstos son un estilo naturalmente alegre que a mi parecer poseen una personalidad desestimada que brindan un potencial único y una calidad-precio envidiable, y que han alcanzado un incremento en el consumo en el mundo en los últimos años especialmente en el sector joven, de países no productores como Hong kong.

Muchas personas abandonan el deseo de comprar un rosado porque lo consideran muy delicado, femenino, sin cuerpo y sin nada de complejidad, sin embargo los rosados para mí son el estilo castigado de vino que muchos han colocado en un intermedio y aspiracional puesto, que no lo ubica ni como un blanco y mucho menos como un tinto, algo a la mitad se dice.

Los rosados son fantásticos para mí por algo simple; uno porque el primer tipo de vino que hice en mi vida fue un rosado y dos porque poseen una identidad única que suman la expresión y potencia que las uvas tintas pueden dar, pero de una forma más sutil y flexible, no por algo representan el 9.6 % de todo el vino producido en el mundo en el 2015, de acuerdo a cifras de la OIV* (excluyendo al vino espumoso).

 

¿Dé donde vienen los rosados?

El rosado toma su color de las uvas tintas, y del tiempo en contacto del jugo de uva con las pieles, -puesto que estas pieles conocidas como hollejos- son las responsables de contener la materia colorante (entre otras cosillas), y como si se tratase de una simple y mundana pero fantástica infusión de flores de jamaica para elaborar una bebida refrescante, (que como se sabe entre más tiempo las dejemos en el agua más "coloradita" es), asímismo el vino rosado, el cual obtiene su color de acuerdo al tiempo de maceración (contacto de hollejos con el jugo de uva), y obtiene en mayor o menor medida los tonos que lo colocarán en la paleta de colores de rosa pálido, salmón, fuchsia, rubí.

Sus colores nos dan una guía fabulosa; usualmente entre más color tengan y más intenso sea éste, -porque en materia de vino siempre hay excepciones, ¡Gracias a dios!- pueden presentarse más estructurados y frutales en el momento de la cata.

 

¿Qué espero de un rosado?

Espero disfrutar aromas primarios (provenientes de las uvas) y aromas secundarios (provenientes de la fermentación) con un cuerpo y acidez refrescante que lo hacen la delicia para convertirse en el acompañante de platillos variados con ingredientes principales diversos, métodos de cocción varios, guarniciones extensas y salsas multicolores.

¿Y si no marida a la perfección? lo que si puedo decir es que se lo perdonas, porque es un lindo y refrescante rosado.

Los precios son diversos de acuerdo a su origen y dependiendo de donde sea el rosado, tendrá más acidez, frutalidad, alcohol, cuerpo, tanicidad, etc., hay 4 países que poseen el 80% de la producción, estos son; Francia, España, Italia y Estados Unidos, aunque hallamos cosas fantásticas de Chile, Uruguay, Australia y por supuesto México.

Lo lindo de los rosados es que no estan elaborados de complicaciones sino de sutilezas, mostrándose aromáticos y diversos de acuerdo a las uvas, de fresa y flores de la uva pinot noir y/o potentes y especiados en su estilo; elaborados con la uva cabernet sauvignon por mencionar dos ejemplos, estos pueden ser disfrutables a una temperatura rango de 7-10 grados, ya que al presentarse en diferentes concentraciones de azúcar residual tenemos rosados secos, semi-secos, semi-dulces, dulces y entre más dulzor debemos ser más cuidadosos con la temperatura o propiciaremos un vino meloso o plano sin nada espectacular.

Debemos cuidar que sea una añada actual no más de 2 años al año en el que se compra, ya que lamentablemente los rosados a diferencia de George Clooney o Tom Cruise y los vinos tintos, no mejoran con la edad, así que no nos pongamos ideas de guardarlos muchos años en nuestras cavas.

Te puedo decir que son una delicia y que hay para todos los paladares, porque si los tintos nos enganchan con su profundidad, los rosados hacen grandes méritos por su versatilidad y su sencilla y fantástica franqueza comprometida con expresar la uva con la que estan hechos.

Por eso aprovéchate y sedúcete del blushing veraniego de los rosados y date el lujo de elegir algo este fin de semana.

*OIV organización internacional de la viña y el vino

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