En San Francisco Totimehuacán, el Revolucionario Institucional compra, por mil pesos, las copias fotostáticas de 10 credenciales de elector

 

Por Guadalupe Juárez

No es un mito. Mil pesos por diez fotocopias de credenciales. Las de tus vecinos, familiares, amigos.

No es un mito. La convocatoria es de boca en boca, llegas a la casa con el número 3 de la calle 3 Norte de la junta auxiliar de San Francisco Totimehuacán, con la lona de la candidata, ahí te pagarán, asegura un comerciante.

No es un mito, el PRI paga mil pesos por las fotocopias de 10 credenciales de elector.

El sábado llegó un mensaje a la redacción de 24 Horas Puebla donde denunciaban la presunta compra de copias fotostáticas de 10 credenciales de elector por mil pesos.

La cita para los interesados sería a las 11:00 horas de ayer, donde presuntamente Saúl Huerta, tío del diputado priista del Distrito 16 –Francisco Jiménez Huerta–, entregaría el dinero a cambio de los paquetes de diez hojas.

Al interior de la casa marcada con el número 3, se encontraba colocada una lona amarilla con sillas y mesas revestidas con manteles blancos. En unas horas, la candidata a la gubernatura Blanca Alcalá Ruiz arribaría y degustaría los platillos preparados para su visita.

“Es esa la casa de la familia del diputado. Parece más casa de gestión porque es ahí donde la gente va a pedir los apoyos. Diario vienen personas a buscarlos para que los ayuden. Ayer hasta fila había porque según les ofrecieron mil pesos por credenciales y sí se los dieron, yo escuché cómo decían que les pagaron luego luego”, relata un comerciante que prefiere la gracia del anonimato.

 Saúl Huerta, tío del diputado Francisco Jiménez Huerta, es presuntamente quien se encarga de los “intercambios” JOSÉ CASTAÑARES/AGENCIA ES IMAGEN
Saúl Huerta, tío del diputado Francisco Jiménez Huerta, es presuntamente quien se encarga de los “intercambios”
JOSÉ CASTAÑARES/AGENCIA ES IMAGEN

Personas vestidas con playeras tipo polo y gorras color blanco salen y entran de la vivienda ubicada a unas calles del centro de la junta auxiliar. En sus manos se encuentra una lista de quienes asistirán más tarde al mitin de la candidata y a una comida ofrecida por quienes habitan la casa de la calle 3 Norte.

Pero también hay un par de personas que llaman a la puerta.

“Oigan, venimos a ver lo del apoyo”, dice un hombre con bigote que cubre los rasgos de su rostro. Porta una playera a cuadros. Es acompañado por un joven que viste a cuadros, gorra azul y jeans.

“Ahorita no los estamos atendiendo. Mira, ve allá por el Zócalo para que los integren. Ahí les dicen cómo”, responde una mujer de playera rosa que trae estampado el nombre de la candidata.

El hombre se dirige a la casa de gestión del diputado Francisco Jiménez, ubicada a la vuelta de la casa marcada con el número 3,  se encuentra vacía. Cruza la calle, se topa con otra persona que en todo momento utiliza una gorra que impide ver su rostro; le pide que anote varios números en una hoja, que haga llamadas. Él obedece, le regresa la el papel, se dan la mano, se despiden.

 

—¿Pero cómo se enteran de que compran fotocopias de las credenciales?

—De boca en boca, entre conocidos y vecinos. Por eso te piden discreción y que sólo les lleves las copias de las credenciales de tus familiares. Pero aunque quieran ocultarlo, las personas salen bien contentas y dicen que sí les pagan, por eso uno se da cuenta de lo que hacen—, señala el comerciante.

No es un mito. Mil pesos por diez fotocopias de credenciales. Las de tus vecinos, familiares, amigos. El PRI paga.

 

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