Al partido Revolucionario Institucional no le ha quedado más que calcar la estrategia opositora de Acción Nacional en los años 70

 

Por Guadalupe Juárez, Mario Galeana y Serafín Castro

Ver para creer. El PRI descubrió  a una semana de la elección que tiene un enemigo político poderoso. Y no le quedó más opción que regresar a los años 70 y copiar, plagiar y retomar las acciones del partido de oposición que tanto criticó, combatió y menospreció a lo largo de 80 años.

Al igual que el panismo de Luis H. Álvarez y de Carlos Castillo Peraza, ayer la candidata del PRI-PVEM-PES, Blanca Alcalá Ruiz, anunció una resistencia civil pacífica y demandó la instalación de mesas de diálogo a fin de exigir un alto a lo que llamó “una elección de Estado”.

RICARDO RODRÍGUEZ/AGENCIA ES IMAGEN
RICARDO RODRÍGUEZ/AGENCIA ES IMAGEN

Pero el llamado de la abanderada no estaba cargado de indignación, sino del dolor que deja el sabor de la derrota y cometer uno de los grandes tropiezos de su campaña: Su estructura no pudo reunir a los 15 mil asistentes para su cierre en la capital poblana, a realizarse en San Francisco Totimehuacán.

 

La resistencia: un paso a la judicialización

El PRI ha cambiado el rumbo de su estrategia.

Su pelea no está en las urnas, está en el puño derecho de su candidata. En la judicialización de la elección.

Su mensaje, desde Izúcar de Matamoros, es el primer golpe.

“Y desde hoy, desde aquí los convoco a iniciar un movimiento de resistencia civil pacífico para que el gobernador del estado saque las manos del proceso… Si es necesario que Blanca Alcalá esté en ayuno para que le pongamos un alto, ahí estaré, pero nunca más una elección de Estado”, asegura.

La referencia más cercana de una manifestación civil pacífica en México a manos de un político la encabezó Andrés Manuel López Obrador, en el 2006, y surgió a raíz de una derrota.

Pero con anterioridad, en Puebla y en muchos estados del país, era la estrategia puntual del Partido Acción Nacional.

Es más, los argumentos para optar por esta vía son casi los mismos: coacción, boicot, autoritarismo.

Pero la diferencia radica en que a 40 años de distancia de aquellas luchas azules, Blanca Alcalá se suma a las proclamas de justicia teniendo sobre su espalda la pesada loza de una veintena de encuestas que la ubican como la perdedora de los comicios del 5 de junio.

Alcalá se rehúsa a aceptar una derrota anticipada. Por eso, con su puño a punto de atizar un golpe, afirma que su llamado es símbolo de una “victoria” encabezada por el voto libre de los poblanos.

Alcalá Ruiz exige la instalación de mesas de diálogo para poner fin a lo que califica como “una elección de Estado”.

Las condiciones –dice– son claras: amedrentamientos a sus simpatizantes, a los transportistas, a los maestros que la apoyan; represalias contra los comerciantes que le venden publicidad, y hasta una “guerra terrible” en redes sociales en su contra.

—¿Por qué a una semana de las votaciones? ¿No es tarde ya?

—Una semana es suficiente para demostrar que tenemos la razón. Además, lo he dicho desde el primer día, desde el día en el que me registré yo señalé que veía una Puebla con enormes desigualdades y desde el primer día dieron como respuesta la guerra sucia —respondió Alcalá Ruiz.

“Gobernador no pone gobernador; la decisión es de los poblanos”, repite la abanderada.

Minutos más tarde, la candidata anunció que iniciarían las movilizaciones pacíficas en la capital del estado, y que permanecerán por el resto de la campaña.

Sin embargo, en su primera acción de protesta olvidó presentarse.

 

La “clausura” que no fue

Al son de batucada, entre sombrillas blancas y tortas insípidas, lo de hoy son las “resistencias civiles” al estilo del tricolor.

La “Batalla Blanca” de la candidata priista a la gubernatura toca las puertas de Casa Puebla.

Y, paradójicamente, la gran ausente es la candidata del PRI-Verde Ecologista-Encuentro Social.

Los cañones de Zaragoza hoy no retumban en el cerro de los Fuertes de Loreto y Guadalupe. Lo que sí truena desde un par de bocinas acomodadas en la batea de una camioneta es la voz de un hombre al micrófono que no se cansa de repetir que el gobernador les tiene miedo a él y al grupo de priistas –en su mayoría mujeres–, que sostienen pancartas aunque, sobre todo, buscan con fruición un pedazo de sombra donde el sol muerda un poco menos.

A algunas se les han adelantado sus pequeños hijos, quienes han terminado sobre el suelo apoyados en mantas donde se lee “Elección de Estado”.

Una batucada de jóvenes aparece en el improvisado mitin y, casi a la par, el círculo cercano a la candidata priista en el terreno de batalla.

Jorge Estefan Chidiac, Édgar Chumacero y Rogelio Cerda Pérez caminan despacio, con rostros serios, pero al poco rato el primero de ellos termina agitando las caderas con una mujer mejor acompasada a la música que él.

RICARDO RODRÍGUEZ/AGENCIA ES IMAGEN
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Entre la multitud que rodea al dirigente estatal del PRI se escuchan algunas risas, que no se detienen hasta que la batucada cesa.

Édgar Chumacero camina hacia el dirigente estatal.

—Dile al delegado que venga —le dice Estefan Chidiac al jefe de oficina de Alcalá Ruiz.

—Ya le dije. No quiere —contesta Chumacero.

Entre muecas, aún con los rumores de haber pactado la elección bufando sobre sus orejas, como se afirmó hace un par de días, Cerda Pérez mira distraído al núcleo de priistas, antes convertidos en danzantes.

El delegado no tiene ánimo. La “resistencia” tampoco escuchará las citas enciclopedicas que el norteño suelta a la menor provocación.

El reparto de tortas, sombrillas y bolis de hielo ha iniciado un poco antes del improvisado jolgorio tricolor. El lunch del PRI incluye hoy una torta con míseras capas de mayonesa, una rebanada de jamón y frijoles. También una paleta y un pequeño jugo de manzana.

La “resistencia” necesita alimentarse aunque sea al estilo priista. Y si no lo hacen, alguien lo exigirá, junto con el dinero prometido por asistir “al acto ciudadano”.

Los rayos del sol se ocultan entre las nubes. La “resistencia” parece no ser tanta después de cuatro horas. Entre los niños el gesto de hastío es notable y entre los hombres la final del futbol mexicano, que se jugará unas cuantas horas más tarde, parece hurgarles la prisa.

“No se vayan. Ahorita en unos cinco minutos viene el coordinador de campaña, Alejandro Armenta Mier. Está a unos minutos”, dice Estefan Chidiac a través del micrófono.

Pero la “resistencia” parece no ceder. La final es la final y no hay motivo para perdérsela.

Entonces, el cúmulo de priistas decide “clausurar” Casa Puebla. “Antes de que se vayan los demás, porque ya se están yendo”, le aconseja Chumacero a Estefan Chidiac.

Los sellos de clausura no son más que publicidad de Blanca Alcalá. Tapizan con cartulinas el zaguán .

Alejandro Armenta arriba a Los Fuertes cuatro horas después. Lo acompañan cerca de 20 jóvenes, con playeras y gorras blancas, los mismos que son contratados para promocionar a la candidata en las esquinas de las calles.

“Son 9 Kilómetros desde el Bulevar Hermanos Serdán”, se queja. Y sólo llega para la fotografía final de la protesta.

“Es una pequeña muestra de nuestros actos de resistencia. No deseamos tomar medidas más drásticas”, señala Estefan Chidiac.

RICARDO RODRÍGUEZ/AGENCIA ES IMAGEN
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La “resistencia” lo mismo que coloca los pegotes se encarga de tomarse una selfie en la parte frontal de Casa Puebla.

La “resistencia” calla y se aleja del sitio de protesta.

Ya no es el PAN en la oposición y la resistencia. Es el PRI y no le quedó de otra que plagiar la estrategia.

 

Un mitín lejano  de la capital

La candidata del PRI-PVEM-PES a la gubernatura, Blanca Alcalá Ruiz, se refugió en Izúcar de Matamoros en otro de sus cierres de campaña regionales

La priista tuvo uno de los peores cierres en la historia del PRI poblano RICARDO RODRÍGUEZ/AGENCIA ES IMAGEN
La priista tuvo uno de los peores cierres en la historia del PRI poblano
RICARDO RODRÍGUEZ/AGENCIA ES IMAGEN
Mientras que a la priista la ensalzaban sus simpatizantes en Izúcar, en la capital del estado los militantes del tricolor se quejaban en Totimehuacán RICARDO RODRÍGUEZ/AGENCIA ES IMAGEN
Mientras que a la priista la ensalzaban sus simpatizantes en Izúcar, en la capital del estado los militantes del tricolor se quejaban en Totimehuacán
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El insípido cierre de campaña se hizo patente en el rostro de Rogelio Cerda RICARDO RODRÍGUEZ/AGENCIA ES IMAGEN
El insípido cierre de campaña se hizo patente en el rostro de Rogelio Cerda
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A ver a qué horas.

Entre los niños el cansancio fue tanto que descansaban sobre cartulinas y a los hombres la final del futbol mexicano parecía provocarles prisa

GUADALUPE JUÁREZ
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 RICARDO RODRÍGUEZ
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