Ecuador activó un estado de alerta máxima tras un informe militar que advierte un posible atentado terrorista contra el presidente reelecto Daniel Noboa, orquestado por estructuras del crimen organizado.

El documento, firmado por el coronel Rolando Proaño, señala el arribo de sicarios desde México y otros países, presuntamente contratados para ejecutar atentados contra Noboa y su equipo cercano.

Las Fuerzas Armadas sostienen que estas acciones surgen tras la reelección del mandatario, quien venció en el balotaje a la candidata izquierdista Luisa González, que aún no reconoce su derrota.

El gobierno de Noboa atribuye la presunta conspiración a estructuras criminales vinculadas a sectores políticos, aunque hasta ahora no se han proporcionado pruebas ni nombres concretos.

El comunicado también advierte posibles ataques a infraestructura crítica, como vías, bancos y edificios estatales, además de un probable estallido de protestas violentas en diferentes regiones del país.

Por ello, se ordenó reforzar el esquema de seguridad presidencial y establecer operativos conjuntos entre la Policía Nacional, inteligencia y fuerzas armadas para neutralizar amenazas inminentes.

El Ministerio de Gobierno repudió cualquier intento de magnicidio, calificando el momento como una grave amenaza a la estabilidad democrática y al funcionamiento de las instituciones nacionales.

En este contexto, la relación bilateral con México permanece rota desde abril de 2024, cuando Noboa ordenó la captura del ex vicepresidente Jorge Glas, refugiado en la embajada mexicana.

Este nuevo capítulo tensa más los vínculos regionales, en especial con gobiernos como el de Claudia Sheinbaum y Gustavo Petro, que aún no reconocen oficialmente la victoria de Noboa.

Ecuador, otrora considerado un referente de estabilidad, enfrenta ahora una guerra territorial entre cárteles y mafias, que han provocado un incremento histórico en homicidios y desapariciones.

El mandatario declaró al país en conflicto armado interno desde enero de 2024, estrategia que busca justificar su política de mano dura, ahora respaldada por potencias como Estados Unidos.

Este intento de magnicidio, en medio de un ambiente polarizado y violento, podría escalar la confrontación interna, intensificar la militarización y endurecer aún más la seguridad nacional.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *