PABLO RUIZ

En un Gobierno de ocurrencias donde todo se improvisa, el “refrito” legislativo de imponer números visibles en cascos y chalecos a motociclistas, es un claro ejemplo.

Laura Artemisa García, lideresa de la mayoría de los diputados de Morena en el Congreso local, se apoya en la inseguridad pública para impulsar una iniciativa de reforma que regule el uso de motocicletas.

Reciclar una antigua iniciativa de ley presentada por el PVEM en la entonces Asamblea Legislativa de CDMX, y luego en la Cámara de Diputados, con el mismo argumento de que esos vehículos de dos ruedas se utilizan para cometer delitos, principalmente homicidios.

Esa iniciativa legislativa fue copiada de una ley utilizada en Colombia, la nación sudamericana que enfrentaba altos índices de criminalidad ligados al narcotráfico, y muchos de los crímenes se cometían con el uso de motocicletas, conocidos como “motosicarios”.

En aquel país el uso obligatorio de los números de identificación vehicular no arrojó buenos resultados para disminuir los delitos porque, aun con el número de placas “tatuados”, se siguieron cometiendo asesinatos utilizando “motos”.

Pese a ellos, los diputados de Morena en el Congreso local hacen un “refrito” de la propuesta legislativa en CDMX, misma que fue rechazada, porque suponen que con esa medida facilitará la pesquisa de homicidas. Nada más falso.

Si la delincuencia para cometer delitos clona patrullas de la Guardia Nacional para instalar retes falsos, la clonación del número de placas de motocicletas y alterar los registros, es pan comido para los delincuentes.

Si los militares en funciones de mandos policiales en el estado y en los municipios no dan una contra la delincuencia, que no usen como “chivo expiatorio” a los motoristas.

La verdadera ocupación de los legisladores debería centrarse en los serios problemas de movilidad y el uso creciente de las motocicletas como medios de transporte “familiar”, sin una reglamentación que evite la mortandad debido al aumento de los accidentes viales.

Es urgente una mejor regulación en el uso de los vehículos de dos ruedas, misma que debe empezar desde la venta de las “motos”, con curso obligado de manejo a compradores, certificación con examen práctico y de conocimientos ante la STM, así como cumplir con el kit de protección, como requisitos para obtener la licencia de manejo.

Sólo de esa manera de erradicarían practicas nocivas de motoristas que utilizan el vehículo de dos ruedas como transporte “familiar” y para actividades laborales.

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