Gente de Sudamérica, entre ellas personas de origen colombiano, acechan a comerciantes del municipio de Atlixco, a quienes ofrecen préstamos para luego extorsionarlos, agredirlos y hasta quemar sus negocios en caso de no pagar sus deudas.
Un locatario del Centro Histórico, en la gracia del anonimato, reveló que estas personas se dedican al préstamo de dinero. Ofrecen mil pesos por una cuota diaria de 50, oferta que la gente considera atractiva, por lo que es fácil caer.

“Es el típico préstamo. Todos los días pasan a cobrar, se sabe que el día en el que la gente falla con el pago, la deuda se duplica y se triplica si se vuelve a fallar. Por eso te amenazan y golpean por no pagar”, reveló un restaurantero.

En entrevista, el empresario explicó que estos usureros ofrecen dinero a quien lo pide, sin ningún requisito, pero con el compromiso de pagar por la confianza que le generan.
“No es cobro de piso, es un préstamo que se da de boca en boca. Alguien les dice que prestan, van, les hablan, les ofrecen y los enrolan. No lo andan ofreciendo, pero es como de recomendación en recomendación”, contó.

En la gracia del anonimato, este empresario explicó que los sujetos llegan a bordo de motocicletas a hacer sus cobros diarios, como si de un abonero se tratara y, en caso de que no les paguen, regresan varias veces al día.
“Andan fuertes, lo que vemos es que van a cada rato, hasta tres o cuatro veces al día para cobrar. Son muy marcados, se identifican por el porte y sus accesorios: una mariconera, moto y su tradicional libretita”, reveló.

El locatario dijo que a aquellos que no pagan son amenazados y que –incluso–, llegan a quemarles sus negocios. Recordó que a inicios de año eso pasó en un negocio de motocicletas, cuyos dueños presuntamente no pagaron un préstamo.
“Andan extorsionando bajo la amenaza de quemar comercios. Quemaron una tienda de motos eléctricas, hay videos de eso y pese a ello, andan fuertes”, reconoció.
Contó que el nivel de extorsión y amenaza ha sido tan alto que algunos comerciantes que se han involucrado con ellos prefieren dejar el negocio y huir por el miedo de que cumplan con sus advertencias.

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