Guisantes de Mendel
Por: Victor Florencio Ramírez Cabrera / @vicfc7
Uno de los verdaderos tesoros con que cuenta nuestro país es la diversidad biológica o biodiversidad.
Entre nosotros y otros 16 países del mundo ocupamos el 10 por ciento de la superficie del planeta, y en ese espacio tenemos el 70 por ciento de las especies conocidas.
Nuestras especies no sólo están en tierra, sino en los mares y costas. Tan sólo la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (CONABIO), clasifica setenta Regiones Marinas Prioritarias en nuestros litorales.
Sin embargo, la falta de regulación efectiva del Estado sobre la pesca ha generado un desastre de gobernanza, que afecta directamente a la biodiversidad, mediante el uso de artes de pesca inadecuadas, pesca ilegal y sobreexplotación, financiada esta última por subsidios al diesel.
La sobreexplotación o sobreesfuerzo pesquero ha llevado a la disminución de poblaciones de peces en 75 por ciento; en especies de uso comercial la cifra es muy similar. Estos datos no son nacionales, sino mundiales y son aportadas por el informe Planeta Vivo, Océanos (Living Blue Planet en inglés) publicado por el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF). Las cifras nacionales se desconocen, ni siquiera hay un diagnóstico preciso, pero la realidad no puede ser más halagüeña.
Es por ello que los gobiernos establecen zonas y temporadas de veda, en busca de la recuperación de poblaciones, aunque al parecer no han sido efectivas.
El proceso de desaparición (extinción) de la Vaquita Marina en el Alto Golfo de California, que ha requerido la intervención de ONG’s internacionales para frenarle, es un ejemplo claro del fracaso nacional respecto a la regulación pesquera.
Pero hay una zona de veda que ha sido exitosa, aunque su naturaleza no es ambiental.
Hace treinta años y debido a la fiebre petrolera en la llamada Sonda de Campeche, el gobierno federal decretó una restricción a la pesca en 10 mil kilómetros de mares mexicanos frente a las costas de Campeche. Esta restricción se daba principalmente por motivos de seguridad, para las actividades de exploración y extracción de crudo.
En la zona, CONABIO tiene cuatro Regiones Marinas Prioritarias (RMP 53, RMP 56 RMP 59 y RMP 60) y la restricción había hecho que esta zona fuera un oasis de conservación real, aunque creado por razones distintas.
El problema es que desde el diez de mayo de este año se anunció la reapertura de la zona de restricción petrolera y hace unos días se siguió con este proceso mediante el establecimiento de zonas de seguridad para navegación en inmediaciones de instalaciones petroleras y para aprovechamiento de recursos pesqueros.
En otras palabras: se abre una zona que había sido protegida, para dejarla compartir destino con el resto de los mares mexicanos: sobreexplotación, uso de artes de pesca inadecuados, pesca ilegal y sus consecuente caída de poblaciones y extinción de especies. Así presumimos que desaprovechamos una herramienta que (¡vaya paradoja!) la explotación petrolera le daba a la conservación de los mares. Ante esta medida, los actos en el malecón Tajamar son como quitarle un dulce a un niño ¿Quién levantó una pancarta? ¿Los grupos ambientalistas? Nadie.
Lo peor es el largo plazo: el anuncio se acompañó de la promesa de mil 200 millones de pesos de derrama económica, pero olvidó algo básico: al estar libre de presión pesquera, la zona se volvió una especie de santuario para la reproducción, que alimentaba al resto del Golfo de México. Acabar con esta protección si generará derrama en el corto plazo, pero terminará por agotar los recursos pesqueros en la Sonda de Campeche y en el Golfo de México. Esos mil 200 millones se volverán cero.
Tal vez, lo que nos quede sea tan sólo cantar un Requiem por la biodiversidad y la salud del océano en la Sonda de Campeche y después en el Golfo de México.
Nota al pie: Hace un par de semanas escuché a una diputada federal por Veracruz, Secretaria de la Comisión de Energía de la Cámara de Diputados, decir que “las reservas probadas de energías renovables de México son muy pocas” y que “la democratización de la solar generará oligopolios como en España”. Para que no cometa estos yerros y esté mejor informado que la diputada, le recomiendo al lector que visite la semana entrante (19 al 21 de octubre de 2016) la Exposolar de la Asociación Nacional de Energía Solar, en el salón Fuerte de Loreto, en el Centro Expositor.